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Agua y cobre en San Juan, un gran desafío por delante

Preocupa el consumo de agua de los proyectos mineros , sobre todo ante la factibilidad del proyecto Josemaria. Por este motivo Mineria y Desarrollo comparte el texto editorial del medio Mining Press, que al igual que nuestro portal, realiza un profundo análisis de como será el contexto de la provincia en los próximos meses:

Ante el anuncio de la aprobación de la factibilidad económica del proyecto Josemaría e importantes inversiones mineras en San Juan, Minería y Desarrollo comparte el texto editorial del medio especializado Mining Press, que, al igual que este portal, realiza un profundo análisis de cómo será el desarrollo de la provincia teniendo en cuenta la sequía que hay en la provincia.

Los comentados anuncios y augurios de que San Juan se encuentra a las puertas de una “Era del Cobre” ha generado entusiasmo de empresarios y funcionarios, al tiempo que ha despertado la curiosidad acerca de las diversas consecuencias que tendría un ciclo de este tipo en el futuro de la provincia.

Esta positiva novedad ha coincidido en estos días con un acontecimiento trascendente, casi desconocido por la opinión pública nacional, que ha ocupado la atención y el trabajo comprometido de las fuerzas vivas locales. Se trata del “Acuerdo San Juan”, una convocatoria gubernamental que se tradujo en un trimestre de trabajo intersectorial, al cabo del cual han surgido propuestas para el desarrollo sanjuanino en este siglo. A partir de estas premisas, el gobernador Sergio Uñac ha anunciado una serie de políticas contenidas en 22 ejes de acción.

Nadie mejor que la sociedad sanjuanina conoce del revulsivo que ha ocasionado, desde el comienzo de este siglo, el despliegue de la moderna minería metalífera a gran escala en su territorio. A partir de la construcción y de la operación de Veladero, a la que se sumaron Gualcamayo y Casposo, la provincia cuyana ha disfrutado deuna notable multiplicación de su producción, empleo privado, exportaciones y  recaudación fiscal, un fenómeno que fue acompañado por la creación o la reingeniería de numerosas empresas pymes para prestar servicios a las faenas mineras.

La misma construcción del frustrado proyecto binacional Pascua Lama generó en su momento un impacto de empleo y compre local que todavía se recuerda. La industria de la cal, como proveedora estratégica de minas de Argentina y Chile ha vivido un crecimiento exponencial. La actividad exploratoria, con subidas y bajadas, se ha transformado en un segmento de importancia con creciente participación de sanjuaninos.

El cobre de San Juan, abundante en dos sistemas que comparte con Chile, el Cinturón de Maricunga y el Cinturón del Indio, al Norte y al Sur de la geografía provincial, es toda una novedad. Explotar este mineral significa, cómo se ha dicho desde la Cámara de Minera de San Juan, un aprendizaje para los operadores, proveedores y autoridades de contralor. Sus procesos metalúrgicos son diferentes al del oro y la plata, como se ha explicado estos días con motivo del prometedor proyecto Josemaría, en la triple frontera San Juan – La Rioja – Chile.

El rasgo predominante de su tecnología es el proceso de flotación para extraer concentrados. Lo cual demandará el reaseguro de un suministro de agua y la estabilidad de los  desechos relaves o diques de cola diseñados conforme estándares internacionales.

Conviene detenerse en este punto, ya que la sola mención del uso de recursos hídricos en futuras explotaciones mineras lleva a la inmediata sinapsis con la inédita sequía, la peor de un siglo por su duración, que sufre la provincia cuyana.

Son suficientemente conocidas las estadísticas sobre el pertinaz déficit de nieves y lluvias que castiga a los Andes de Sudamérica desde Perú a la Patagonia. Un fenómeno que en las dos cuencas de San Juan La menor del Río Jáchal y la más importante del Río San Juan han podido mitigarse en parte gracias a las reservas de cuatro embalses sin los cuales la vida cotidiana y económica de los sanjuaninos hoy se vería seriamente afectada.

El trabajo encomiable del mencionado Acuerdo San Juan cita 19 veces en su texto el concepto “agua”  pero no le asigna, tal vez por el sobrentendido colectivo, su rol de principio de todo en esta provincia que antes y después de la invasión española tiene su razón de ser como oasis de regadío.

Recientemente las autoridades hídricas han prometido que pronto se conocerá un Inventario del Agua, al tiempo que nuevas campañas de difusión advierten a la población sobre el derroche de agua, apelando a la responsabilidad ciudadana.

El drama del agua escasa no es desconocido ni ha sido poco relevado por expertos sanjuaninos. Al contrario, se sabe bastante y pueden dar fe  sobre la delicada cuestión las mineras, el INTA, la Dirección de Hidráulica, la Universidad Nacional de San Juan, el Conicet y otros órganos.

En otros pasajes de la historia reciente, Mining Press ( “El agua vale más que el oro I y II”) se ha ocupado del tema, preguntando si no es el momento crucial en poner de una vez por todas al AGUA como piedra angular del desarrollo de una provincia que cada vez tiene más habitantes y más ambiciones productivas.

Afortunadamente, no son pocos los que al interior de la minería simpatizan con la idea de consensuar con el agro, la industria, el comercio y los servicios públicos de suministro, bajo el arbitrio del gobierno, un Plan Hidrológico que establezca como usar un recurso en decadencia y proyecte cuánta agua hay y cuanta puede llegar a haber en la peor de las hipótesis.

Este es un reto que hay que enfrentar antes y no después del escenario crítico. Tomando como referencia experiencias como las experimentadas por la vecina minería chilena, donde la falta de agua se ha tornado estructural, obligando a opciones drásticas, como el auxilio de plantas desalinizadoras de suministro del Pacífico.

San Juan no tiene ese Plan B y su minería necesita por lo tanto cuantificar y decir con claridad qué volumen de agua atrapará en el caso de transformarse en realidad el sueño cuprífero de Pachón, Los Azules, Altar, Josemaría, Filo de Sol, además de otra docena de proyectos metalífero que asoman en el horizonte.

No es aconsejable sentarse a descansar sobre el aval mayoritario de la población a la actividad minera, una simpatía que podría resultar efímera a la hora de enfrentarse con algo tan sensible como dilemas entre el medio ambiente y el desarrollo humano.

La espinosa y polémica cuestión Glaciares ha demostrado a autoridades y empresas que desoír y minimizar las voces divergentes, independientemente de que éstas tengan más o menos fundamentos en sus argumentaciones, suele no ser el mejor camino.

El agua, la minería y el cobre de San Juan se enfrentan a un gran desafío. Es hora de planificar, consensuar, comunicar. Siempre es mejor hacerlo antes que después.

Mining Press/ Minería y Desarrollo.

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