Se espera que un déficit de cobre inunde los mercados mundiales a lo largo de 2023 y algunos pronósticos apuntan a que la situación podría prolongarse hasta 2030, según el analista internacional Wood Mackenzie. Es que las protestas en Perú, el conflicto entre First Quantum y el Gobierno de Panamá y la caída en la producción en Chile, están afectando el suministro del metal y ese contexto se presenta como una oportunidad única para San Juan y para todos los proyectos cupríferos del país.
“Ya estamos pronosticando grandes déficits de cobre para 2030”, dijo el vicepresidente de metales y minería de Wood Mackenzie, Robin Griffin. Lo atribuyó en gran medida a los disturbios en curso en Perú y una mayor demanda de cobre en la industria de transición energética.
“Cada vez que hay disturbios políticos, tiene una amplia gama de efectos. Y la obvia… es la posibilidad de que los sitios mineros tengan que cerrar”, agregó.
“Hay un problema a más largo plazo en torno al suministro de cobre en la [industria] de la transición energética, porque el crecimiento tanto en la industria automotriz como en la transmisión será enorme”, dijo Griffin.
Por otra parte, el inversionista Goldman Sachs precisó hace algunas semanas que “en general, creemos que Chile probablemente producirá menos cobre entre 2023 y 2025”.
Serán tiempos difíciles para los históricos productores mundiales de cobre. Por ello, San Juan con grandes proyectos cupríferos como Josemaría, Pachon, Los Azules, Altar, Filo del Sol, tiene una gran oportunidad para desarrollar el mercado del metal rojo si logra hacer avanzar a esos proyectos a la producción. No sólo para cambiar la economía del país, sino para ser protagonista en el proceso de electrificación al que el mundo quiere virar.
Pero para ello se tienen que apalancar todos los sectores: los gobiernos, las empresas, los proveedores y apuntar a una estabilidad fiscal y jurídica que brinde el escenario ideal para el desarrollo.
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