Por Horacio Puigdomenech
Grupo Sarmiento
Una gran parte de los artículos que usan a diario la sociedad y la industria, están compuestos de metales que han sido extraídos y refinados en algún momento en el pasado.
Los metales están contenidos en compuestos químicos naturales denominados minerales, los que deben pasar por una serie de operaciones unitarias para extraer el metal y agregar valor, tanto en términos de economía como de disponibilidad de uso. El camino que recorren los minerales valiosos desde el descubrimiento hasta la entrega como productos finales se denomina CADENA DE VALOR MINERA.
No se debe confundir la cadena de valor (Value chain), con la cadena de suministros (Supply chains). La primera se compone de los procesos integrados que de principio a fin van contribuyendo a la creación y al aumento del valor del proyecto tal como se ve en la figura anterior. En cambio, la cadena de suministros gestiona la logística y la provisión de los insumos necesarios para la operación. Es decir, las cadenas de suministros conforman un componente necesario para la cadena de valor. Como su nombre lo dice suministra bienes y servicios necesarios para la operación de la mina y los procesos subsiguientes conexos (que son los que crean valor); es el conjunto de actores denominados proveedores.
Se entiende entonces que el primer paso de la cadena de valor minera es la exploración basada en la Geología, con lo que se inicia el proceso de convertir un activo natural en un activo económico-financiero. En otras palabras, somos los geólogos quienes damos el primer paso para aportar a la creación de valor a la cadena de valor minera contribuyendo al conocimiento y a una comprensión detallada de la distribución de los metales y las características de los depósitos minerales.
La cadena de valor de la minería es dinámica y cambia de acuerdo con la oferta y la demanda, los factores jurídicos y políticos, las restricciones normativas, las fluctuaciones de precios, las estructuras cambiantes del mercado y las preocupaciones ambientales. Las empresas que operan dentro de la cadena de valor minera deben evaluar las condiciones del contexto en el que van a desarrollar un proyecto para convertirlo en una unidad productiva y en esto es crítico y fundamental considerar la competitividad.
Entender el contexto
En los últimos tiempos, la minería mundial ha estado bajo presión, debido a las fluctuaciones de los precios de los metales, a las regulaciones ambientales más estrictas y a la opinión pública. En el mundo, muchas minas en operación están en su etapa madura con disminución en las leyes de los metales, mayores costos de extracción mientras que la tasa de reemplazo disminuye y los tiempos de desarrollo y construcción de las minas aumentan.
Además, se observa una disminución de la productividad minera en diferentes países y materias primas a lo que se suma las dificultades respecto a la energía y a la importancia del manejo del agua.
Por lo tanto, para definir la apertura de una mina con sus consecuentes requerimientos de inversiones importantes, las empresas operadoras buscan tener en claro las facilidades y las restricciones existentes en cada sitio donde se encuentra el proyecto, estas facilidades y restricciones se resumen en la palabra competitividad.
Conocemos que hay yacimientos metalíferos de clase mundial en nuestro territorio, pero también existen en otros países. Se debe tener en claro que habrá una competencia importante entre los países para atraer las inversiones, ya tuvimos una experiencia positiva con las leyes sancionadas en 1993 especialmente la Ley de Inversiones Mineras y la Ley de Protección Ambiental para la Actividad Minera, se debe optimizar su aplicación.
El país necesita una gestión inteligente de sus recursos minerales. Gestión inteligente significa generar las condiciones de competitividad, de seguridad jurídica y de confianza que hagan atractivo nuestro país para que dejemos atrás las potencialidades y avancemos hacia realidades.
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