Continúa la escalada de violencia en las calles peruanas y los manifestantes arremeten contra la actividad minera. Otra vez, la mina de cobre Antapaccay de Glencore fue blanco de ataques, por lo que la compañía resolvió la paralización temporal de sus operaciones.
En un comunicado de prensa, la empresa dijo que los incidentes de ayer pusieron en peligro la seguridad de sus empleados y, por lo tanto, las autoridades deben comenzar a tomar medidas para salvaguardar la integridad de las personas y los derechos de propiedad privada.
Según la minera suiza, un grupo de ciudadanos de la provincia de Espinar, donde se encuentra Antapaccay, llegó al lugar el viernes al mediodía y exigió el cese de operaciones y que la firma emita un comunicado pidiendo la renuncia de la presidenta peruana Dina Boluarte.
Seguidamente, algunas personas ingresaron a la fuerza a diferentes instalaciones de la mina, robaron las pertenencias de los trabajadores e incendiaron el área de viviendas. Dos horas y media después, los manifestantes abandonaron el lugar.
“Los equipos de emergencia y seguridad están trabajando para garantizar la seguridad de los empleados que permanecen en la operación, así como para extinguir los incendios. Hasta el momento no se han reportado heridos”, dice el comunicado de prensa.
Previo a este incidente, la mina de Glencore, una de las más grandes del país, estaba operando solo con el 38% de su fuerza laboral debido a las protestas. Hace menos de una semana, activistas irrumpieron en la planta de agua de Antapaccay e incendiaron las instalaciones. La planta proporciona agua potable a más de 6.000 personas en las comunidades cercanas.
Dada la cantidad de ataques que se han presentado en la primera quincena de enero, que también incluyen bloqueos de carreteras, la mina detuvo el envío de concentrado de cobre. Las Bambas de MMG, que comparte con Antapaccay la misma carretera de acceso a los puertos, hizo lo mismo.
Minería & Desarrollo con información de periódicos peruanos, Mining.com y Glencore.