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Milei triunfó en Andalgalá, cuna de la antiminería Argentina

Es muy interesante revisar los resultados de las elecciones presidenciales del domingo pasado. Al margen de rescatarse una elección histórica para el país, para la actividad minera resulta muy especial hacer un análisis que tome en cuenta las decisiones y las posiciones del electorado en algunos puntos del país.

Por ejemplo, en los departamentos mineros de San Juan, Calingasta, Iglesia, Jáchal y Valle Fértil, el libertario arrasó.

Sepultando así las intenciones de sectores anti-empresa que en las últimas semanas se robustecieron en redes sociales y en algunos sectores universitarios y del Conicet para denunciar “la opresión de la minería…”, denostar a las autoridades actuales y futuras, denunciar su falta de representación, por “regalar los recursos naturales.

En ese sentido conviene detenerse en los resultados electorales de algunos sitios que alcanzaron protagonismo nacional y hasta internacional por haberse “apoderado” de organizaciones antimineras, presentadas como “ciudadanas” y hasta “paralelas a los gobiernos de turno”.

Nos referimos a Andalgalá, cuna de la antiminería y polo exportador del ambientalismo como herramienta de parar el desarrollo y crecimiento de los pueblos ya que desde allí se impulsó y garantizó la llegada de todo tipo de “plagas y pestes en el suelo y en el agua…” para abonar una campaña del terror en todo el territorio argentino.

En Andalgalá el planteo de Sergio Massa de minería sí…, pero con controles y mayores penas a los que contaminen, recibió una paliza como en muchas provincias argentinas.

  • Por si o por no, ¿ese discurso era malo…?”, por tomar las palabras que en el debate inmortalizó el tigrense.
  • ¿La gente privilegio la esperanza del trabajo y crecimiento, frente a la garantía de pobreza extrema…?
  • ¿Se enterró el miedo y al pánico como política en contra de la minería?
  • ¿El panquequismo y demagogia garantizan rechazo electoral?, por eso de combatir a la Cámpora y de otras yerbas… que nos trajeron lastimosamente hasta aquí con reducción de impuestos y parques de diversiones con más planes y viajes a Disney en barquitos de papel con la cara de un “hornero” (billete de mil) o de un “puma” (billete de 500).
  • ¿Es falso el planteo ambientalista que dice cuidar el agua y aterroriza a las comunidades con una contaminación que no aparece y que solo anida en intereses políticos?

Todas incógnitas que por los resultados de estas elecciones les costará explicar más a los sectores antimineros, o a los políticos que usan muchas veces a la minería para hacer campaña, que a quienes impulsan la actividad.

El planteo ambientalista de Milei es extremo al punto de desconocer el cambio climático y las consecuencias de contaminaciones de cualquier tipo.

Pero tiene la virtud de poner al descubierto los manejos políticos que representan algunas de las elecciones, los discursos vacíos y la nulidad en las representaciones sociales y partidarias de ONGs que dicen defender a sus comunidades desde la antiminería y la pobreza.

Se trata de temas que se deben tener en cuenta al defender la industria, valorar el peso de cada uno de estos sectores y no creer nunca más que representan a una comunidad. Son parte de ella, como lo son aquellos que en forma masiva y multitudinaria rechazan ese discurso del miedo.

Por eso la necesidad de trabajar todos los días para ganar la llamada “licencia social”, esa que los antimineros enterraron en los resultados de las elecciones del domingo.

Ambientalismo libertario

Lo que sigue es un análisis del diario El Ancasti, que presenta casi de modo editorial, su informe bajo el título de “Ambientalismo libertario”.

Andalgalá es el corazón de la resistencia ambientalista más cerril a la actividad minera y escenario frecuente de conflictos. Pero entregó la victoria a un candidato que desconoce el fenómeno del cambio climático y llegó a decir que una empresa puede “contaminar un río todo lo que quiera”.

Es cierto que Milei también ganó en otros departamentos y municipios mineros de la provincia, pero Andalgalá es el único en el que la antiminería parece tener una gravitación política determinante.

Los dos intendentes radicales que sucedieron al peronista José Perea, Alejandro Páez y el actual, Eduardo Córdoba, surgieron desde una enfática militancia contra la minería que, si bien debieron matizar una vez que accedieron a la administración de la comuna, nunca dejaron del todo.

Fue durante la intendencia de Páez que el Concejo Deliberante andalgalense sancionó la ordenanza que prohíbe la minería a cielo abierto en la comuna y Córdoba recurrió las decisiones judiciales que la declararon inconstitucional, manteniendo siempre una actitud más bien reticente a facilitar el despliegue del proyecto Agua Rica.

En abril del año pasado, por ejemplo, Córdoba intimó a la empresa Minera Agua Rica-Alumbrera (MARA) a interrumpir sus tareas y reparar del “daño causado” a los vecinos del distrito Choya, que habían reclamado por problemas en el agua potable para consumo. De lo contrario, advirtió el intendente, iniciaría acciones legales en contra de la firma.

El planteo del intendente encastraba con un megapedido de informes del Concejo Deliberante a las autoridades provinciales y a la firma en el mismo sentido, tras un reclamo de vecinos del distrito Choya.

La polémica se saldó, pero el nervio ambientalista es especialmente sensible en el electorado andalgalense y sus políticos tienen los reflejos entrenados bajo esa característica.

Los intendentes de otros municipios mineros como Belén, Tinogasta, Fiambalá y Antofagasta de la Sierra fueron y son claramente hospitalarios con la actividad.

Por eso la victoria andalgalense de Milei llamó la atención, más allá de que el intendente Córdoba sea radical.

Contra todas las evidencias científicas, el Presidente electo sostiene desde siempre que el cambio climático es “una mentira” pergeñada por organizaciones ambientalistas. Lo sostuvo también en el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia de la primera vuelta.

“Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas”, disparó.

En septiembre, durante una disertación ante el Congreso Económico Argentino realizada en La Rural, incurrió en unas manifestaciones especialmente polémicas cuando dijo que “una empresa puede contaminar el río todo lo que quiera”.

«¿Adónde está el daño? ¿Dónde está el problema ahí? Eso, en realidad, habla de una sociedad a la que le sobra el agua y el precio del agua es cero», consideró.

Argumentó que «el problema en realidad radica en que no hay derechos de propiedad sobre el agua» y que «cuando falte el agua, alguien va a ver un negocio ahí y va a reclamar los derechos de propiedad».

«Van a ver cómo ahí sí se termina la contaminación», concluyó.

Sería raro que semejantes apreciaciones, que tuvieron gran resonancia, hayan pasado inadvertidas para el ambientalismo andalgalense. Más todavía que no las atendiera el intendente Córdoba.

En primera vuelta, Massa le había ganado a Milei en Andalgalá por 14 puntos. El voto a Milei, después de sus declaraciones, creció en casi 27 puntos respecto de la primera vuelta y el libertario obtuvo el 51,7% contra el 48,3 de Massa.

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