Garantizar un suministro confiable de materias primas críticas para baterías será crucial para el esfuerzo global hacia el cero neto, especialmente con la demanda de vehículos eléctricos a batería (BEV) acelerándose hacia fines de esta década, según un nuevo informe de McKinsey.
Para 2030, McKinsey estima que la demanda mundial de automóviles de pasajeros en el segmento BEV se multiplicará por seis entre 2021 y 2030, y las ventas unitarias anuales aumentarán a aproximadamente 28 millones desde 4,5 millones durante ese período.
Tal proyección, dice la consultora, significa que la industria “probablemente enfrentará desafíos persistentes a largo plazo” en consonancia con la demanda.
En particular, sus informes destacan que los fabricantes de equipos originales de automoción están prestando más atención a la reducción de las emisiones de Alcance 3 derivadas del uso de materiales, que contribuyen en gran medida a las emisiones de las baterías. Como resultado, la obtención de materiales para baterías se ha vuelto cada vez más importante para los productores de baterías.
Basándose en las últimas estimaciones, el análisis de McKinsey proyecta que la demanda superará la oferta base para ciertos materiales, lo que requerirá inversiones adicionales y generará temor a escasez y volatilidad de precios, entre otros desafíos.
Escasez de suministros
Según el informe de McKinsey, con base en las observaciones actuales del mercado, los fabricantes de baterías pueden enfrentar desafíos para asegurar el suministro de varias materias primas esenciales para baterías para 2030.
Las materias primas críticas desempeñan un papel clave en la actual transición energética debido a sus propiedades únicas y a su importancia en numerosas tecnologías de energía limpia.
Minería & Desarrollo | Mining.Com