Han pasado casi 30 días desde que la Argentina no tiene secretario/a de Minería de la Nación y crecen las trabas para el normal desenvolvimiento de esta actividad a la que todos apoyan en los discursos, pero en la que nadie se atreve a reclamar un poco de seriedad y sentido común a las autoridades nacionales.
Está por concluir la feria minera más importante del planeta, la PDAC, y quedó en claro que, no se puede tomar como exitosa a la participación argentina tanto para empresas como para proyectos.
El contraste con países que compiten con la Argentina por atraer inversiones, como Chile, Perú o Ecuador es muy sugestivo. Sin figuras nacionales de relieve, cada provincia y cada empresa hizo lo que pudo, ya que solo con la asistencia de un ignoto asesor del ministro Luis Caputo o un funcionario de tercera línea de la cancillería nacional, no alcanza.
Lo peor, como siempre, termina por ser el mensaje que se da como país a la minería mundial.
En el plano doméstico, sin ir más lejos, la sola ausencia de una autoridad minera ya está trayendo problemas a las empresas que desde hace años vinieron, creyeron e invirtieron y hoy no cuentan con permisos mineros básicos porque no hay quién los firme, tal como lo denuncia la Cámara Argentina de Empresas Mineras en un comunicado publicado en su página web.
El descabezamiento del área oficial que lidera el 5to complejo exportador de la Argentina y que prevé inversiones por 20 mil millones de dólares para los próximos 10 años, va camino a formar parte de las contradicciones típicas del descrédito nacional.
El gobierno nacional tiene la oportunidad de recuperar credibilidad y seriedad dotando de una autoridad técnica y con experiencia en el Estado a la Secretaría de Minería, o seguir con la senda de deterioro que viene arrastrando el sector con autoridades con poco conocimiento sobre minería, o incluso impulsar su cierre. Esto último si es que queremos alcanzar desprestigio internacional bajo el slogan de “Viva la libertad carajo…”
Minería & Desarrollo.
