“Una cachetada de humildad propinada por la montaña”. Es tal vez la afirmación que más llama la atención del relato realizado por José Morea en sus redes sociales al contar su experiencia visitando por primera vez los proyectos Josemaría y Filo del Sol en San Juan. Reconocer la inmensidad de la Cordillera y lo que significa estar ahí.
El directivo de Vicuña contó cómo fue su paso por los yacimientos que avanzan en su desarrollo como un proyecto integrado luego del acuerdo de la gigante BHP y la canandiense Lundin Mining.
“El futuro luce espectacular, y lo mejor está por venir”, asegura y da una inyección de esperanza de cara al avance del gran distrito cuprífero. Pero antes, su narración le recuerda a todo aquel que alguna vez estuvo en la altura de la montaña lo difícil que es adaptarse a esas condiciones y lo complejo que es sobreponerse al mal de altura.
“Nuestra cordillera de los Andes es impactante”, afirma luego de estar a 5.160 msnm y aprovecha para reconocer el trabajo de los más de 900 trabajadores de Vicuña y empresas contratistas que hacen frente a las condiciones que ofrece estar en sitios remotos como ese.
El relato completo de José Morea de Vicuña:
“Si no reaccionás al suero, te voy a tener que bajar en ambulancia”, me dijo Daniel, el médico encargado.
Habían pasado ya 4 horas desde el arribo al campamento Batidero a 4.000 metros sobre el nivel del mar, pero no lográbamos que mi saturación de oxígeno en sangre subiera de 78%. Mal de montaña agudo. Me habían puesto máscara dos veces, pero volvía a caer de 99% a 78% en seguida cada vez que me la sacaban. Y si bien había tomado más de 3 litros de agua en el camino, estaba tan deshidratado que ningún remedio tomado por vía oral parecía hacer efecto.
“Hacé lo que corresponda hacer, sin consideraciones”, le dije a Daniel. Iba a ser una lástima no poder visitar Josemaría ni Filo del Sol al día siguiente, pero los procedimientos están para cumplirse. Ya me había perdido la oportunidad de ser presentado ante los equipos del campamento. Una cachetada de humildad propinada por la montaña. Y eso que había aprobado con creces mi examen médico de estrés para trabajos en altura. La intensidad de las semanas previas no había colaborado. Pero me saco el sombrero por los más de 900 compañeros de Vicuña y empresas colaboradoras que estaban en ese momento en el sitio de proyecto trabajando como estuvieran al borde del mar.
Por suerte el suero hizo efecto enseguida, y a la mañana siguiente pude subir a los 5.160 msnm del mirador del depósito Filo del Sol, previo paso por Josemaría unos cientos de metros más abajo. Nuestra cordillera de los Andes es impactante. Gracias especiales a Klaus Reinhart Schröder y Federico Monfort por oficiar de guías esa mañana. “Querés subir a la antena allá arriba de Filo? Son 5.600 metros”. Mejor no tentar a la suerte. Queda para otra vez.
Qué espectacular poder cerrar dos semanas de visita en Argentina y Chile mirando a ambos países desde el filo de la cordillera. Habiendo pasado el día anterior viajando por el Corredor Norte durante ocho horas, en manos de Ivan Grgic, tras haber compartido la noche previa con miembros invaluables de las comunidades locales, reunido luego con autoridades de Rodeo, y también con periodistas. Cenar a las 11:30 PM previo a madrugar para encarar un viaje de ocho horas a la altura no es algo que les recomiende. Pero el Corredor Norte es una maravilla argentina que vale la pena recorrer. Mucho más una vez que completemos las obras para su puesta en valor, lo que debiera estar listo en 2026.
Las dos semanas previas estuvieron llenas de excelentes reuniones internas, tanto con nuestros equipos en San Juan y Buenos Aires, como también externas con las autoridades del gobierno nacional y provincial. Fortalecimos estrategias para cimentar alianzas de largo plazo, de modo de acelerar el desarrollo del proyecto Vicuña y la infraestructura de soporte que el país y la provincia necesitan. Y antes de ello, participamos activamente de CESCO Week en Santiago de Chile, en donde posicionamos a Vicuña entre las grandes empresas mineras internacionales, un lugar que se corresponde muy bien con el camino andado por este proyecto, y por el que trabajaremos duro para mantener.
En lo personal, estoy profundamente agradecido por la calidez y apertura con la cual los equipos internos me han recibido durante estas primeras 8 semanas desde que arranqué en el nuevo rol. Las reuniones e interacciones con nuestro directorio y accionistas en Toronto, Santiago de Chile, y por video, fueron experiencias muy enriquecedoras. A seguir trabajando para crear valor, y acelerar el desarrollo de Vicuña.
Ya de regreso en Australia al nivel del mar, compartiendo el día a día con la familia, mientras andamos este año de transición regresando a Argentina. En mayo nos volveremos a encontrar en Buenos Aires para ARminera, y de visita nuevamente por San Juan y Santiago de Chile.
El futuro luce espectacular, y lo mejor está por venir.