Por Miguel Martín
Hace exactamente un año atrás el equipo de Josemaría afirmaba que el consumo de agua del proyecto estaría en el orden de los 350 litros por segundo. Sin embargo, siete meses después esa estimación llegaba a casi el doble: entre 515 y 550 litros por segundo en promedio para la construcción y operación del proyecto.
Lo mismo pasa en estos días: según denuncian los proveedores iglesianos, el año pasado les prometieron acciones de Desarrollo Social con cursos y capacitaciones en Iglesia, pero ahora resulta que los entrenamientos reclamados -no los que ya se están brindando-, no tienen existencia y mucho más grave aún, no hay diálogo ni comunicación. (https://www.diariodecuyo.com.ar/economia/Iglesia-prestadores-mineros-reclaman-capacitacion-para-entrar-en-el-negocio–20211011-0070.html) ¿Estos son hechos aislados o habla de una política de improvisación?
En nuestro caso, iniciaremos el análisis de las consecuencias de estos hechos ya que corresponderá a la empresa evaluar por qué se repiten, qué los origina, el por qué, o cómo se dieron.
Primer análisis: ¿Es gratuito caer en estos errores no forzados que se evidencian en la comunicación pero que en realidad provienen de la falta de planificación en el interior de la organización? Respuesta No. Por lo general este tipo de errores lleva al descrédito y la falta de confianza.
Segundo análisis: ¿Repetir lo que entendemos como errores no forzados tiene alguna otra consecuencia? Respuesta Si. Estas situaciones alimentan por lo general a incidentes que no se consideran errores, que no fueron fortuitos, y pasan a estar muy cercanos a intentos de engañar o promover falsas expectativas en una comunidad que necesita el crecimiento y el desarrollo.
Peligroso
Conviene resaltar que esta es la segunda vez que una organización empresarial denuncia un doble discurso por parte del mensaje de Josemaría y Lundin. No me refiero a personas porque meternos en ese tema lo único que asegura es errores.
La primera fue la Cámara Argentina de la Construcción filial San Juan que disparó contra la contratación de empresas desconocidas en el ámbito provincial (entendemos que se llama Delta, como la variante del virus Covid 19) para el mantenimiento del camino sin haber comunicado esas licitaciones a las firmas a las que sí se les pidió intermediar con las autoridades nacionales para destrabar el financiamiento del proyecto.
Ahora las quejas vienen de una cámara de proveedores iglesianos, que denuncia algo grave en el ámbito minero y de cualquier actividad económica: no hay diálogo, no se escuchan los reclamos, no se atiende el teléfono.
¿Eso tendrá también alguna consecuencia? Respuesta Si: Pero ya no solo en el ámbito empresarial o comunitaria. Obliga al Estado a intervenir para evitar esto que aparentemente se puede presentar como un manejo equivocado de expectativas.
El equipo de Josemaría insiste que tiene experiencia en el manejo de estos temas. Hace referencia a la fundación Lundin que los acompaña en todas las operaciones que tienen en diversos países. Es deseable, que ese conocimiento se vuelque en los hechos y en el análisis de las consecuencias que se están generando aquí en San Juan.
Minería & Desarrollo.