Nuestro país enfrenta una situación inédita. Pocas veces repetida. Grandes yacimientos descubiertos, pero poco esfuerzo para aprovecharlos y hasta medidas políticas y económicas que muchas veces van en sentido contrario a lo que se intenta promover. Y esto es sencillamente porque en muchas áreas del gobierno nacional está el convencimiento de que las actuales condiciones políticas y económicas de la Argentina sirven y sobran para aprovechar este superciclo de los metales.
Así lo remarcan todas las autoridades nacionales cada vez que hay una reunión en la estratégica Secretaría de Minería de la Nación con asistencia del ministro Matías Kulfas y de los equipos técnicos del Ministerio de Economía y del Banco Central.
Los encuentros vienen sirviendo para llegar a la conclusión que no se conoce cómo trabajan las empresas, cómo se mueve el sector, de sus beneficios para gobiernos y comunidades y de que muchas veces se confunde la situación económica y tributaria de la minería no metalífera, el litio, por ejemplo, con las características, montos y particularidades del cobre, oro, plata, lo que se conoce como minería metalífera.
Sin ánimo de precisar las características de cada uno de los procesos y por ende la matriz económica y tributaria que los acerca a estos minerales en varios puntos y los que los alejan en otros tantos, la Argentina no está dando los pasos indispensables que requieren las mega inversiones del tipo de Josemaría, Pachón o Los Azules, para circunscribirnos a lo que pasa aquí en San Juan, o Taca Taca en Salta, por más que un proyecto haya alcanzado la estratégica Declaración de Impacto Ambiental, la famosa DIA.
Lo que piden los inversores es una cuota de racionalidad por más que existen grandes proyectos mineros, precios recórds en los mercados internacionales y que la situación económica y política de Chile o de Perú no sean las mejores, por citar dos de los países que siempre compitieron con Argentina para ser centro de las inversiones empresarias.
Ese es el motivo que puede ayudar a entender las crecientes quejas de los empresarios por el marco normativo que tiene el país para desarrollar esta industria.
Más allá de las formas, que puso arriba de la mesa para expresarlas Alfredo Vitaller del grupo Lundin, todo el sector viene advirtiendo que es necesario dar pasos concretos en la tributación que rodea a la minería.
Lo repitió esta semana Rob McEwen, accionista mayoritario de Los Azules, al hablar frente a la agencia Bloomberg, de que Argentina va a perder una gran oportunidad si no da los pasos indispensables que se acerquen a la visión de un país racional para ser objeto de una inversión multimillonaria como es la que caracteriza a las del Cobre, Oro o Plata.
Pero, ¿qué es lo que están pidiendo las empresas y que lamentablemente la provincia como Estado no puede brindar? Seguridad cambiaria, que implica no cambiar las reglas del juego; un mercado cambiario racional que permita un marco serio de trabajo y, por ejemplo, cuando haya ganancias, que puedan girar una parte de ellas al exterior para pagar las deudas tomadas con bancos y con los miles de accionistas; y un esquema de retenciones propio del ciclo minero en el que no pierdan las empresas ni el Estado con imposiciones progresivas.
En enero pasado, escribimos una columna en la que hacíamos mención a esta situación cuando imaginábamos a un gerente en Argentina hablando al directorio de su empresa minera:
“¿Cómo les explicamos que confíen en el país a nuestros accionistas?” con las permanentes idas y vueltas, promesas y pedidos siempre contradictorios, como el que acaba de hacer el presidente Alberto Fernández a todo el Congreso Nacional para que se apruebe un aumento de las retenciones al campo argentino, el más importante complejo exportador del país, cuando hace dos meses el mismo dirigente y su equipo de gobierno decían que no lo harían.
¿Es más, cuando se recuerda que el mismo dirigente la semana pasada recorrió las principales capitales europeas para presentarse como socio confiable de las grandes potencias para que inviertan en Argentina o compren nuestros productos?
San Juan viene de ser considerada por el instituto Fraser como el mejor lugar para invertir en minería en Latinoamérica. Un logro para celebrar y que necesariamente debe ser acompañado con acciones del tipo tributario si queremos que la minería sea palanca de desarrollo como apunta nuestro portal.
Es que las diferencias entre el mercado local de divisas del Banco Central (Mercado Único y Libre de Cambios – MULC) y los mercados internacionales de divisas no regulados están afectando negativamente no solo a las inversiones futuras sino a las que ya están operando en el país.
“Para mitigar esta restricción de cambio de divisas, la Compañía reduce al mínimo el efectivo o los activos financieros mantenidos en Argentina, fuera de lo que se requiere para operar el negocio” lo admitió sin disimulo la colombiana Mineros al frente de Gualcamayo en un documento enviado a sus accionistas.
“Hasta la fecha -agregó-, la empresa no ha repatriado ningún beneficio de Argentina mediante el pago regular de dividendos y no espera hacerlo en el futuro, a menos que se produzca un aumento significativo de la producción y del flujo de caja de las operaciones”.
Ese análisis se repite en todas las casas matrices de nuestros inversores.
Tenemos un gran potencial, aunque también con operaciones mineras ya maduras y algunas en etapa de cierre, lo que conlleva a un fuerte desafío en torno a dar sostenibilidad a la actividad minera en la provincia por los beneficios en empleo y en toda la cadena de valor que la caracteriza.
Nuestra economía necesita a Josemaría, Pachón, Altar y Los Azules. De no concretarse esos proyectos la provincia puede llegar a ver desvanecidos los ingresos por la actividad minera con que hoy contamos.
El inicio de la actividad minera a gran escala en San Juan implicó un cambio en la trayectoria y estructura productiva, lo que se evidenció a través de la evolución del Producto Bruto Geográfico y de la composición del valor agregado sectorial.
En la actualidad San Juan concentra el 50 % del potencial geológico minero conocido del país y en el período 2020/ 2021 San Juan se benefició con el 42% de las inversiones totales de exploración en Argentina. Hablamos de 230 millones de dólares, una cifra impactante y poco conocida.
Para 2022 se estima que San Juan culminará el año concentrando el 55% de las inversiones de exploración minera de toda la Argentina.
La Nación tiene una tremenda oportunidad para acompañar esos trabajos y beneficiarse también de su cadena de valor. Es ya el tiempo para hacerlo. Lo necesita todo el país y en especial los sanjuaninos.
Por Miguel Martín y Danisa Páez.
Minería & Desarrollo.