¿Es conflictivo para los proveedores argentinos de Vicuña el Tratado de Integración Minera entre Argentina y Chile?

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La reciente preocupación de proveedores argentinos por la presencia de sus pares chilenos en el proyecto Josemaría y Filo del Sol en Iglesia, pone de relieve la necesidad de esclarecer para qué se firmó ese acuerdo y de que el operador minero (BHP-Lundin) fije una posición política respecto de aquellos compromisos que quiere asumir en uno y otro lado de la Cordillera

La situación se vuelve más conflictiva porque hasta la fecha quien tiene la titularidad de los derechos mineros sólo informó inversiones en San Juan, Argentina, por unos 300 millones de USD, para la construcción del camino de acceso y poco y nada del lado chileno.

Esa situación pone de relieve que si la inversión “en esta etapa” está de “este lado de la cordillera”, pues todos se focalizan en tratar de ganar una parte de esos presupuestos.

El drama es que ambos países tienen realidades macroeconómicas disimiles: Un proveedor argentino tiene costos en USD superiores a sus pares chilenos y que llevan, por ejemplo, a que una camioneta preparada para subir a la cordillera, misma marca y modelo, cueste la mitad o menos del otro lado de la cordillera.

Entender esta diferencia de costos es una de las formas de encontrar una vía de salida al conflicto si es que se quiere que no estalle la integración, como pasó con Pascua Lama a la luz del mismo Tratado.

Racional y legal, pero no ético

De allí la necesidad de que BHP-Lundin diga a quiénes quiere apoyar etapa por etapa, porque si solo se maneja con lo que dice el Tratado y sostiene de manera racional que sus compromisos con los proveedores pasarán por la calidad y el precio, se asegura que su desafío se profundice y por qué no, pueda escalar a un problema binacional teniendo en cuenta que en el medio hay contratos millonarios.

Es muy importante definir el papel que tendrá la territorialidad para que todos sepan de antemano qué es lo que deben hacer y qué no.

Si a eso agregamos que el RIGI en Argentina (el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) estableció que quien quiera adherirse a ese programa debe entregar beneficios a los proveedores nacionales por sobre los extranjeros, tenemos la certeza que Josemaría y Filo del Sol demorará su ingreso a ese régimen, hasta que no tenga claro cuáles serán sus próximos pasos.

La espada de Damocles para Vicuña es que el RIGI tiene un plazo de adhesión y solo estará vigente por un par de años y no existe proyecto minero en la Argentina que se dé el lujo de no buscarlo.

En otra época

El Tratado de Integración Minera fue suscripto en 1997 y nunca dimensionó que entre argentinos y chilenos habría fuertes diferencias con proveedores y mano de obra, solo se pensó para generar una herramienta jurídica y económica que creara las bases jurídicas para abrir las zonas limítrofes entre Chile y Argentina para la exploración y la operación de proyectos mineros.

El Tratado pasó por los Congresos de los dos países en un momento en el que en Argentina no había nada de lo que hoy conocemos como gran minería. Los más memoriosos recordarán que fue en Chile donde más se demoraron en aprobarlo, porque justamente temían que las empresas argentinas se cruzaran para participar de la cadena de valor que representa la minería en Chile.

El acuerdo permitía promover el desarrollo de la minería e incluir un área geológica común -con mucha riqueza-, facilitando el desarrollo de proyectos en el área de frontera con la necesidad de acordad con el otro país para su viabilidad técnica o económica.

Qué incluye

El Tratado Minero contempla aspectos aduaneros y tributarios, migratorios, de seguridad, Fito y zoosanitarios, laborales y profesionales, logísticos y telecomunicaciones, recursos energéticos e hídricos, ubicación de puestos de control, facilitaciones aéreas, servidumbres y asuntos medioambientales.

Pero se necesita del compromiso y la gestión del operador en el relacionamiento con grupos de interés estratégicos (proveedores, sindicatos, autoridades y comunidades), muchos temas que van más allá de la legislación de ambos países.

Esa palabra es la que está faltando de BHP-Lundin, la que indique qué quiere hacer con el proyecto, qué contempla de uno y del otro lado de la Cordillera y sobre todo, con quién lo quiere hacer.

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