Compartimos el editorial que publicó el medio colega Mining Press:
PEPE ARIAS
Adiós sueño de una mina de plata en Navidad. Otra vez pasó lo de Mendoza, la política se dio vuelta ante la furia de las redes que sedujo a gentes de todas las edades. El gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, que había dicho «no habrá marcha atrás» tuvo que meter la reversa.
Qué paradoja, causal y no casual. En las horas en que ha ganado Gabriel Boric en Chile y cuando el futuro de la minería trasandina, lo mismo que en el Perú de Pedro Castillo, es un interrogante, aparece esta trompada a la minería en la Argentina. La pregunta previa era: ¿puede ser este contexto regional una oportunidad para este país? La respuesta es Ni. Se puede donde se puede: Santa Cruz, básicamente, San Juan, ¿Catamarca?, Salta, Jujuy…El resto es una moneda en el aire.
Quedó claro que en Chubut y en Mendoza no. Los minerales están, pero la trilogía de un movimiento de opinión ecosensible, más la política que hay, más el modus vivendi de las mineras, complican todo.
Los actores de la minería en la Argentina ahora tienen una lógica preocupación: la anti minería, cada vez que logra abortar o echar una inversión o proyecto, quiere ir por más. En Chubut la meta será tratar de imponer la Iniciativa Popular. Si es ley, su texto interpretado a rajatablas debería cerrar Aluar, por ejemplo.
Pero además las banderas del No a la Mina querrán flamear en otras provincias. Se sabe: a una mina en operaciones no es fácil cerrarla, aunque el caso actualísimo de Las Bambas en Perú diga lo contrario. Si no hablas con las comunidades, como hicieron los chinos de MMG también te pueden asfixiar. Estar bien con el gobierno central no lo es todo. Pero sí haces las cosas bien y no te llevas el mundo por delante es difícil que te cierren la faena. Por eso no pudo la carpa de «Jáchal no se toca» terminar con Veladero. El Norte de San Juan, y esa provincia, saben de lo que significa el aporte de la mina.
Como también lo sabía Catamarca cuando Alumbrera era acosada por los antis. El agujero que dejó el agotamiento del yacimiento es notable en esa provincia, pero así y todo hace casi un año la militancia del No quemó la sede de Agua Rica. El gobernador Raúl Jalil y parte del establishment minero querían un low profile del delito para no dañar marcas y activos. Y fue importante la demostración callejera impulsada por AOMA y proveedores para ratificar la vocación minera provincial.
Notable fue que en estos cinco días tensos de Chubut no hubo respuesta en las calles por parte de un Sí a la Mina, tras la destrucción de la Casa de Gobierno y otros 16 edificios en Rawson. Varias veces se dijo que UOCRA, Petroleros y Camioneros saldrían a hacerse oír, convocatorias reagendadas hasta la última para este martes que finalmente, tras la derogación de la ley fue desactivada. Los habitantes de la Meseta son un puñado, literalmente, conmovedores testimonios pero pocos. Pero se impuso la receta de “no confrontar”. En las horas previas a la reculada de Arcioni, muchos de ellos se lamentaban. Demasiado tarde para lágrimas.
La minería en la Argentina vive diciendo que su problema es la comunicación. Pero tal vez el origen de todo esté en sus entendederas. En la forma de ver y de vivir el mundo. Dieciocho años después de la Ley 5001, Chubut se frustra como se frustró a principios de siglo, cuando Meridian Gold creyó en Esquel que la cobertura legal y el aval de las autoridades lo era todo.
Y peor aún, se repite casi como un calco la vuelta carnero de Mendoza, cuando el kirchnerismo dejó sin plafond la ley que había votado con el radical Suárez. Curiosamente, gentes cuyanas que urdieron aquel fracaso – que se podría haber evitado tal vez si la ley mendocina intentaba zonificar y habilitar Malargüe y no pretender sacar con fórceps San Jorge, el proyecto de unos complicados rusos, cercano a Uspallata – ahora salen a dar consejos sobre cómo hacer las cosas. Cosas vederes Sancho.
Pero esta versión de Chubut ha resultado más dramática, por el nivel de violencia y su espiral inquietante. Además de una adhesión importante en los centros urbanos, hubo ayudas no confensas que en la provincia todo el mundo conoce. El gobierno dice en sus redes «sabemos quiénes son y de donde vienen», pero no hubo una sola denuncia judicial, que se sepa. Así de débil estaba Mariano Arcioni. Versus Mendoza, esta movida era menos espontánea y de menos clase media. Haber dejado que los más violentos destruyeran Rawson es todo un ejemplo.
Las restricciones de agua en Comodoro, Esquel y otras ciudades, por el ciclo seco y por las infraestructuras deficientes, han contribuido a una campaña sin tregua este fin de semana. Llamativamente, los medios y plataformas que suelen reproducir contenidos afines a la minería no salieron desde el primer día a 1) difundir los alcances de la ley y 2) Responder y argumentar la verdad sobre el uso del agua en la minería.
Mining Press fue uno de los medios que intentó saltar esa inercia. Este domingo entrevistó, tal vez tardíamente, a Carlos Scatizza, para que diera precisiones sobre el agua, el ecosistema y Navidad. Y difundió en cuanto pudo la ley 149/2021 que ahora murió. Ni estas ni otras informaciones eran posibles encontrar en cantidad y profusión en el ciberespacio. La relación de contenidos negativos vs. positivos a la minería en Chubut era de 120 a 1. Parece mentira, después de tantas batallas por ganarse las simpatías ciudadanas.
El gobierno nacional tan fan de la minería, que la semana pasada presentó su Red de Proveedores con mensajes ministeriales de devoción al sector y los de las provincias mineras que integran el COFEMIN, quedaron también bajo la lupa. Después de las pedradas antis a Alberto en Lago Puelo en marzo pasado, el ahuyentador de disgustos sigue funcionando a la perfección.
La derrota es huérfana y desigual. Los generales suelen lamentarse con el champán que habían reservado para los festejos. En la Meseta, de la que tanto se ha hablado en estas páginas y en estos días, un puñado de almas maldecirá las asimetrías de este mundo, tras haber vivido horas de esperanzas, inquietudes e ilusiones. Los progres de Trelew, Rawson, Comodoro o Madryn pueden abrir sus cervezas, misión cumplida.
La minería argentina, que en estos cinco días emitió 40 o 50 comunicados de beneplácito por la ley o de repudio por la violencia, de esos textos positivos por la pertenencia corporativa pero que llegan a poco público, acaba de enfrentarse con los crueles límites de la realidad. Como todo colectivo contiene a voces prontas y expertas en tercerizar culpas. Pero al fin es el imperio de aquel principio jurídico: “Nadie puede invocar en su favor la propia torpeza”.
Hace tiempo que hay en el sector protagonistas bien asalariados que son comentaristas de las derrotas. El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, diría Pablo Milanés.