Malo para la minería (y para todos) La Argentina es uno de los tres países más riesgosos para invertir en Latinoamérica, según JP Morgan

En medio de la crisis de los bonos locales, el riesgo país alcanzó los 2.190 puntos y es solamente superado en la región por Venezuela y El Salvador. La Argentina no logra estabilizar su macroeconomía, carga de impuestos a los inversores y pone trabas al intercambio comercial y al acceso de dólares.

La información se da luego que concluya la feria minera de Toronto, la PDAC en la que los mineros compartieron la idea de que el mundo necesita desesperadamente más suministros de materias primas, incluidos los metales críticos (litio, níquel, cobalto y cobre) necesarios para baterías, vehículos eléctricos y tecnologías más limpias que se consideran clave en un impulso global para alejarse de los combustibles fósiles.

Los mineros, los fabricantes de baterías y los fabricantes de automóviles están compitiendo para controlar más suministros de dichos metales en medio de la inminente escasez y la creciente demanda de vehículos eléctricos.

Los datos de Argentina

Con una inflación que no cesa y que según los datos oficiales llegaría este año al 62% -aunque estimaciones privadas indican que va a ser incluso superior-, la Argentina se ubica como uno de los tres países del mundo más riesgosos para las inversiones en Latinoamérica, de acuerdo con un estudio realizado por JP Morgan.

La entidad, que recientemente había señalado también que se trata de un Estado vulnerable desde el punto de vista fiscal y de la deuda externa, lo situó en esta oportunidad en el top 3 de las naciones con mayor riesgo país, solamente superada por Venezuela y El Salvador.

El informe tiene un impacto fuertísimo en los bancos de inversión cuando tienen que analizar pedidos de financiamiento para obras como Josemaría o Pachón, de Lundin y Glencore, por ejemplo, ya que envían señales indicando que si prestan plata, calculen que tendrán todo tipo de problemas para recuperar la inversión. Es prácticamente una bandera roja para muchas entidades crediticias.

Eso no significa que la obra no se inicie, lo que asegura es que habrá muchas dificultades para la financiación total, más allá de las facilidades o seguridad jurídica que puedan ofrecer provincias como San Juan y la licencia social que tiene ganada aquí la minería.

El índice de la JP Morgan es elaborado periódicamente por el mencionado banco y funciona como un punto de referencia a la hora de medir el rendimiento total de los bonos internacionales emitidos por los diferentes gobiernos.

Usando el EMBI o Emerging Bonds Market Index, tal el nombre oficial del indicador conocido como riesgo país, los operadores e inversores globales tienen una referencia a partir de la cual exigir cierto nivel de retorno a los bonos soberanos que se emiten en moneda extranjera, normalmente en dólares o euros.

Parte de medir la brecha de rendimientos de los bonos del Tesoro de los EEUU -considerado un activo financiero seguro por la capacidad de pago de su emisor- respecto de bonos similares de países emergentes.

Recientemente, el riesgo país que elabora el JP Morgan ascendió 79 unidades para la Argentina y se ubicó a 2.190 puntos básicos, un máximo que no alcanzaba desde el 3 de agosto de 2020, en medio de un contexto de crisis ante la renovada baja de los activos financieros argentinos en Wall Street.

Esto quiere decir que el índice es actualmente más alto que antes de que el gobierno de Alberto Fernández alcanzara un acuerdo para reestructurar la deuda con acreedores privados por más de USD 100.000 millones en septiembre de ese mismo año.

De esta forma, según un análisis publicado en Bloomberg, en la región la Argentina es la tercera con el riesgo país más alto, quedando únicamente por debajo de Venezuela, que tiene uno de 33.347 puntos, siendo 10 veces mayor a la del resto de las naciones del continente, y El Salvador, que alcanzó un total de 2.462 puntos.

Ante esta situación, el JP Morgan hizo sus proyecciones y consideró que la región experimentará un crecimiento económico moderado, dejando atrás algunos de los efectos negativos vinculados a la pandemia, pero advirtió que el avance de la productividad será lento.

Al respecto, la entidad sostuvo que esto se debe principalmente a una contracción de la demanda agregada global, que afectaría negativamente no solo los flujos, sino también los precios de las materias primas de los que dependen las principales economías mundiales.

Números en rojo

La plaza accionaria argentina inició esta semana en rojo, en medio de un panorama global adverso, ante los temores de una mayor inflación mundial que obligaría a los bancos centrales a subir sus tasas de interés afectando el crecimiento económico.

Para tratar de llevar tranquilidad al mercado tras la caída de los precios de los bonos domésticos, especialmente los que se ajustan por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), el ministro de Economía, Martín Guzmán, negó rotundamente la posibilidad de una cesación de pagos: “Nuestro gobierno jamás haría eso”, aseguró.

Además, a todo esto se le suman las dudas sobre la marcha de la economía local, derivadas del difícil cumplimiento de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI y las presiones inflacionarias: de hecho, este jueves el Gobierno informó que cambió su proyección de esta variable y anunció que llegaría hasta 62% para fin de año.

Minería & Desarrollo con información de Infobae, Bloomberg, JP Morgan e información propia

Deja una respuesta

Botón volver arriba