Argentina es el cuarto productor de carbonato de litio del mundo, por detrás de Australia, Chile y China. No obstante, podría escalar en ese ranking, a medida que los proyectos que hoy están en las etapas previas a la producción comienzan a avanzar, y mientras continúa el interés por el litio como componente clave para las baterías que motorizan a los vehículos eléctricos, entre otros productos.
De hecho, desde el Ministerio de Desarrollo Productivo, proyectan que para 2030 Argentina podría estar exportando entre US$2.000 – 3.500 millones por año.
Ignacio Celorrio es el presidente de Lithium Americas (LAC) para Latinoamérica. La minera canadiense está comprometida con dos proyectos en el norte argentino: Cauchari Olaroz (Jujuy) y Pastos Grandes. En el primero es accionista junto a Ganfeng y Jemse de la construcción que encabeza Minera Exar y que proyecta una producción de 40.000 toneladas por año, superior a lo que producen las dos plantas hoy en operación.
En el segundo, la empresa adquirió a finales del 2021 todas las acciones en circulación de Millennial en el proyecto Pastos Grandes en Salta, por USD400 millones.
Metas para el 2022: Además de concretar las obras (que hoy están en un 85%) y comenzar a operar, en Cauchari Olaroz ya analizan ampliar la planta para producir hasta 60.000 toneladas anuales. En Pastos Grandes se están ajustando parámetros para llevar a una decisión de construcción, que no debería durar más de doce meses.
El potencial argentino en litio
Distinto a lo que pueda ocurrir en otros sectores, para Celorrio, apostar a la producción de carbonato de litio en Argentina tiene varias ventajas. “Hay una ventaja geológica y otra de estructura de otorgamiento de derecho minero”, señala en una entrevista exclusiva con Bloomberg Línea, al marcar que “ya tenés producción, antecedentes de minas funcionando”, y “precedentes anteriores respecto a cómo sacar carbonato de litio sobre base de salmuera”.
“Hay una estructura de país federal y un código de minería que garantiza que el minero que hace el riesgo de exploración pueda beneficiarse del producto de su riesgo y trabajo”, marca el ejecutivo, al señalar que esto “no sucede en los países cercanos a la Argentina con una geología distinta y en la cual la posición de los condicionamientos para el desarrollo de esas propiedades mineras es tan alto que desincentiva la inversión casi de manera total”.
Con esos argumentos, Celorrio rechaza que en Argentina exista inseguridad jurídica para las empresas que invierten en el litio. “Han habido algunos sismos y pueden haberlos en el futuro, pero hoy el derecho minero se respeta y no hay riesgos al respecto”, agrega.
“Con todo el tiempo que lleva de la exploración a la explotación –de 10 a 15 años–, Argentina está con una ventana de oportunidad única porque mucha de la exploración de los últimos años ha sido en el país y ahora la electromovilidad comienza a ser mucho más visible y consciente”, afirmó el empresario, quien integró la Cámara Argentina de Empresarios Mineros por cerca de diez años.
Inversiones clave
Es por esos motivos, entre otros, que Celorrio cree que Argentina puede convertirse “en el principal productor de litio del mundo”. Para ello cree que se necesitan más inversiones. Y si bien marca que la inestabilidad económica no es el principal problema que enfrenta el sector en el país, el acceso al mercado financiero podrá incentivar la llegada de más inversiones que potenciarán la producción.
La posibilidad de que el proyecto de Cauchari Olaroz produzca 40.000 toneladas de carbonato de litio por año los pondría como el mayor productor del país, y más aún si se amplía a 60.000. Sin embargo, para Celorrio ese es un camino que recorrerán con el resto de los proyectos.
“Va a haber mucho que sofisticar en el corto plazo para aprovechar esta ventaja competitiva, pero el interés está, el conocimiento está y la voluntad está”, asegura.
Minería & Desarrollo con información de Bloomberg Línea.
