Chile está devastado por la sequía y ajustará su economía

El informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) mencionó la semana pasada un centenar de veces a Chile, como un triste ejemplo de que el fenómeno climático que no tiene precedentes en los últimos cien años. Por eso es que se espera que en breve el gobierno dará a conocer las medidas que van a tensionar toda su economía.

Si bien era una realidad ya reconocida y estudiada, igual causó revuelo mundial el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Por lo pronto ya se sabe que las empresas mineras tienen hasta 2030 para obtener agua dulce de cuencas subterráneas y superficiales, después de ese año las empresas estarán obligadas a abastecerse desde el mar poniendo en marcha desalinizadoras.

El documento de 3.949 páginas titulado “Climate Change 2021“, y en el que participaron 234 científicos de todo el mundo (incluidos algunos chilenos), señala que el cambio climático que sufrimos hoy no tiene precedentes en cientos de miles de años.

El informe detalla la larga lista de eventos como consecuencia del fenómeno, en los que se incluye alza de temperaturas, deshielo de glaciares, sequías, ascenso en el nivel del mar, olas de calor, inundaciones y tormentas, entre otros.

Inédita sequía

Chile es mencionado 98 veces en el documento, 34 de ellas en directa relación a los fenómenos climáticos que el país enfrenta.

“Los registros del ancho de los anillos de los árboles han proporcionado evidencia de que los recientes períodos de sequía prolongados en Chile no tienen precedentes en el último milenio”, dice una de estas alusiones.

Duncan Christie, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral, aludido en el texto, señala que “junto a un amplio grupo de investigadores chilenos y argentinos, y utilizando cientos de miles de anillos de árboles que crecieron durante los últimos mil años, hemos visto que el actual período de aridez que experimenta la región de Chile central no tiene precedentes dentro del contexto del último milenio”.

Christie explica que a pesar de que las sequías y los años de aridez extrema son una característica propia del clima de Chile central, “la actual megasequía es una expresión del clima regional sin precedentes en cuanto a su duración y severidad para este período de tiempo”.

“La sequía de Chile central entre 2010 y 2018 está asociada, en parte, al calentamiento global. En el centro de Chile, la ocurrencia de sequías prolongadas, como la reciente mega sequía experimentada en 2010-2015 (que todavía está generando impactos), se prevé que aumente de uno a más de cinco eventos cada 100 años”, añade el informe.

Baja constante de precipitaciones

“Sobre América del Sur, hay evidencia observacional y paleoclimática de disminución de la cantidad de precipitaciones durante los últimos 50 años en el Altiplano y el centro de Chile”, señala en otra parte el informe.

Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, señala que el documento ratifica que la principal amenaza para la sustentabilidad de la zona centro y centro sur de Chile es la caída sostenida en las precipitaciones.

“Se ha observado desde hace más de cuatro décadas una tendencia a la baja en las precipitaciones promedio. En este período, la zona central y la zona centro sur han perdido casi un tercio de sus precipitaciones anuales”.

Santiago calor

El informe establece que la sequía registrada en Chile no tiene precedentes en el último milenio.

Bajo cualquier escenario, “lo más probable es que esta baja sostenida en las precipitaciones continúe durante las próximas décadas en la zona centro y centro sur de Chile. Este escenario aumenta las probabilidades de que se presenten con cada vez mayor frecuencia años hiper secos. Como por ejemplo, 1968, 1982, 2019 y 2021. La probabilidad de que se presenten años hiper áridos ha aumentado de manera significativa durante las últimas décadas y podría continuar aumentando durante las próximas décadas”, añade Cordero.

No solamente estamos perdiendo precipitaciones. “También estamos perdiendo cobertura nival. En las últimas décadas la cobertura a nivel promedio en los Andes de la zona central, se ha reducido en valores cercanos al 30%. Si la situación continúa empeorando, la nieve en la zona central podría estar confinada a sitios de gran altitud hacia mediados de siglo. La pérdida de cobertura nival es particularmente importante, pues debilita los caudales durante la primavera y verano”, establece el climatólogo de la Usach.

“Sobre los Andes subtropicales, el centro de Chile muestra una señal de precipitación decreciente desde 1970″, agrega el documento del IPCC.

Menos agua disponible

“Grandes cambios en la sequía y la aridez se espera que ocurran con consecuencias para la disponibilidad regional de agua. En el Mediterráneo, Chile central y el oeste de América del Norte, la aridificación futura superará con creces la magnitud de cambio observado durante el último milenio”.

Cordero argumenta que la disponibilidad de agua es uno de los grandes problemas del cambio climático en Chile, el que se puede producir por varios factores. Por ejemplo, “menos nieve durante el invierno, significa menos agua en nuestros ríos en la zona central durante la primavera y verano”.

“La reducción de las nevadas sobre las montañas de los Andes chilenos y argentinos, ha resultado en reducciones sin precedentes en el caudal de los ríos, los volúmenes de los embalses y los niveles de las aguas subterráneas”, añade el informe.

Más incendios forestales

Sobre la incidencia de los incendios forestales, el documento del IPCC sostiene que “existe evidencia de aumentos en la actividad de los incendios forestales en el centro y centro-sur de Chile, donde se han registrado condiciones climáticas más favorables para éstos”.

Cordero considera que una amenaza clave, que Chile está crecientemente obligado a enfrentar en la zona centro y centro sur. “Especialmente en la ultima década el área quemada por grandes incendios en Chile ha comenzado a aumentar. El alza en la frecuencia e intensidad de olas de calor, combinado con la caída en precipitaciones, favorece la propagación de incendios forestales. Eso significa que temporadas de incendios tan voraces como la que vivimos en el bimestre enero febrero 2017, podrían presentarse más pronto que tarde”.

Cambio en la trayectoria de las tormentas

“Los cambios proyectados en las trayectorias de las tormentas y los mecanismos asociados tienen varias implicaciones importantes. Los cambios en el Mediterráneo, California y Chile están directamente relacionados con cambios de trayectoria de tormenta”.

Luis Carrasco, académico de la Escuela de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de la Universidad Tecnológica Metropolitana, señala que Tierra ya se ha calentado y enfriado en otras ocasiones de forma natural, pero los ciclos siempre han sido más lentos, “desarrollándose en millones de años, mientras que ahora y como consecuencia de la actividad humana, estos ciclos son rápidos y violentos, los que podrían traer impactos que en otras épocas superaron 200 años, y ahora los estamos viendo cada 10 años”.

Martín Jacques, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, añade que “los cambios proyectados en las trayectorias de las tormentas y los mecanismos asociados tienen varias implicaciones importantes. Los cambios en el Mediterráneo, California y Chile están directamente relacionados con cambios de trayectoria de tormenta”.

A pesar de que esperamos que la atmósfera contenga más vapor de agua en un mundo más cálido, “éste no es el único ingrediente que determina los patrones de precipitación; se necesita también que haya tormentas. En el caso de Chile, las tormentas están vinculadas a la intensidad de los vientos del oeste y la latitud por la que éstos soplan. En un mundo que se calienta, los vientos del oeste se desplazan a latitudes más australes, por lo que la frecuencia de las tormentas que solemos observar en Chile centro y sur tiende a disminuir”, explica Jacques.

Como consecuencia de esto, enfrentamos pérdida de biodiversidad, derretimiento de glaciares, fenómenos climáticos extremos, acidificación de océanos, cambios en los hábitats, etc. “El Acuerdo de París estableció como objetivos mantener el aumento de la temperatura media global a no más de 2 °C y tratar de no superar los 1,5 °C. Se entiende que el acuerdo se refiere a aumentos durante un largo período de tiempo en lugar de un solo año. Por el momento, las proyecciones sugieren que incluso con las promesas recientes de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo está en camino de calentarse hasta en 3 °C”, señala Carrasco.

A medida que el clima se calienta, tendremos más meses por encima de 1,5 °C, luego una secuencia de ellos, luego un año entero en promedio por encima de 1,5°C y luego dos o tres años y después prácticamente todos los años. “Hay un riesgo significativo de convertir los sistemas naturales -que actualmente ayudan a mantener bajas las temperaturas- en fuentes masivas de carbono que nos pondrían en un “camino irreversible” hacia un mundo que está 4 o 5 grados más cálido que antes de la revolución industrial, donde el planeta ya no sería el mismo”, agrega el académico de la Utem.

Con respecto a los impactos del cambio climático, Carrasco considera que Chile, “es un país altamente vulnerable frente a este fenómeno, ya que cuenta con áreas de borde costero de baja altura, áreas áridas, semiáridas y de bosques, susceptibilidad a desastres naturales, áreas propensas a sequía y desertificación, zonas urbanas con problemas de contaminación atmosférica y ecosistemas montañosos como las cordilleras de la Costa y de los Andes”.

Chile es uno de los países más afectados por el cambio climático, “simplemente porque estamos recibiendo el impacto de los países altamente industrializados que nunca han velado por la sustentabilidad y la sostenibilidad planetaria”, argumenta Carrasco.

El alza en la temperatura está favoreciendo además el aumento en la frecuencia e intensidad de olas de calor. En la zona central y centro-sur, el número de olas de calor anuales se ha, al menos, duplicado en las últimas cuatro décadas.

“El número de días con temperaturas muy altas también se ha duplicado. Las temperaturas extremas durante olas de calor podrían convertirse en el mediano plazo en una amenaza para la vida de quienes habitan la zona central y el norte del país. Además, las altas temperaturas están contribuyendo a secar más aún el suelo. Es decir, las olas de calor están exacerbando la sequía”, añade Cordero.

Yo resaltaría como las grandes amenazas para la zona central y centro-sur, “sequías, olas de calor e incendios forestales. Para el norte, aluviones por lluvias intensas en la alta cordillera y para la Patagonia, los “peligros glaciales” (aluviones asociados a vaciamientos repentinos de lagos formados por derretimiento glacial)”, finaliza Cordero.

Minería & Desarrollo con información de agencias.

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