Si hubiera que resumir la exhortación apostólica publicada por el Papa Francisco este miércoles, se podrían dar dos ideas: «ecologista», por ser una continuación de Laudato si y una crítica con los gobernantes, a los que acusa de inoperancia a la hora de cuidar el planeta.
Con un mensaje de nuevo muy ecologista, el Santo Padre advierte de que «el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose» a una quiebra.
Su mensaje se inscribe en un planteo de ir a un mundo más sustentable en donde algunos minerales jugaran un papel muy importante para la descarbonización y la electromovilidad a la que se encamina la humanidad.
Tal y como recuerda la Conferencia Episcopal, el nuevo escrito del Pontífice llega justo con la fiesta de San Francisco de Asís, que coincide a su vez con la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
Laudato si’: la verdadera historia de la encíclica
Los orígenes de Laudato si’ se encuentran ante todo en una conversión personal, la del Papa Francisco, que tuvo lugar cuando aún era arzobispo de Buenos Aires, durante la conferencia de obispos latinoamericanos celebrada en Aparecida (Brasil) en 2007.
Ante un grupo de activistas ecologistas que acudieron a recibirle al Vaticano en septiembre de 2020, confesó que entonces no estaba informado ni le interesaban estos temas: «Me dije: ‘¡Pero estos brasileños, nos están cansando con esto de la Amazonia! ¿Qué tiene que ver la Amazonia con la evangelización?
Pero las cosas iban a cambiar: «Pasé por un proceso de conversión, de comprensión de la cuestión ecológica. Antes no entendía nada», reconoce. De hecho, cuando fue elegido Papa en 2013, Francisco ya había recorrido un largo camino y percibía que la emergencia ecológica también estaba vinculada a cuestiones sociales.
Poco después del cónclave, el cardenal Peter Turkson, entonces presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, habló con Nicolas Hulot de la posibilidad de una futura encíclica papal dedicada a la ecología. La primera encíclica de su pontificado, Lumen Fidei (2013), es sobre todo fruto de las reflexiones de Benedicto XVI sobre la fe, pero Laudato si’, la primera encíclica verdaderamente personal del Papa Francisco, empezó a tomar forma al inicio de su pontificado.
Como suele ocurrir, el texto no fue escrito directamente por el Papa. Discretamente, el pontífice argentino recurrió a un equipo de expertos, científicos, filósofos y teólogos de todo el mundo. Luego, con la ayuda de algunas personas de confianza, se puso a redactar la encíclica.
Laudato si’ ecología integral
¿Cómo hemos llegado a Laudato Si’? Los escritos papales. Su trabajo -afirma el Papa en Laudato si’- se ha nutrido del de sus predecesores: la Doctrina Social de la Iglesia, la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII, la carta apostólica Octogesima adveniens de Pablo VI y las numerosas invitaciones a la «conversión ecológica» de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Pero fue una figura no católica la que, según admite el propio Papa, inspiró su deseo de escribir un alegato a favor de la protección de la Casa Común: el Patriarca Ecuménico Bartolomé de Constantinopla y sus denuncias de «crímenes contra la naturaleza».
Por último, la figura tutelar de san Francisco de Asís, cuyo nombre ha decidido llevar el pontífice, habita toda la reflexión de la carta, hasta el punto de darle su título Laudato si’, tomado del célebre Cántico de las Criaturas. «En ella vemos hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior», afirma en la encíclica.
La ecología nace de la contemplación de Dios y su creación
Todo llegó a un punto crítico en 2014, cuando el Papa Francisco viajó a Estrasburgo para visitar los organismos de la Unión Europea. Fue recibido en el aeropuerto por la representante del presidente François Hollande, Ségolène Royal, recién nombrada ministra de Medio Ambiente.
En aquel momento, se encontraba en plena preparación de la COP21. La ministra socialista probó suerte: «¿Es cierto que está escribiendo algo sobre ecología?», le preguntó al Papa. Cuando él se lo confirmó, ella le pidió: «¡Por favor, publíquelo antes de la reunión de París!
El Papa, convencido, se puso en contacto con sus editores y les pidió que intensificaran su trabajo para que el texto se publicara antes de la COP21, que se organizó en noviembre y diciembre de 2015 en la capital francesa.
El objetivo, confió, era «presionar» a los participantes en la cumbre para que la reunión desembocara en decisiones concretas y útiles. Este texto se publicó finalmente el 18 de junio de 2015, más de cinco meses antes de la conferencia internacional, durante la cual fue objeto de numerosos comentarios.
El Papa asegura en el punto 29 de la enciclica que “La decadencia ética del poder real se disfraza gracias al marketing y la información falsa, mecanismos útiles en manos de quienes tienen mayores recursos para incidir en la opinión pública a través de ellos.
“Con la ayuda de estos mecanismos, cuando se piensa iniciar un emprendimiento con fuerte intervención sobre el ambiente y altos efectos contaminantes, se ilusiona a los pobladores de la zona hablando del progreso local que podrá generarse o de las posibilidades económicas, laborales y de promoción humana que esto significará para sus hijos. Pero en realidad no parece interesarles de verdad el futuro de estas personas, porque no se les dice con claridad que detrás de ese emprendimiento quedarían una tierra arrasada; unas condiciones mucho más desfavorables para vivir y prosperar; una región desolada, menos habitable, sin vida y sin la alegría de la convivencia y de la esperanza; además del daño global que termina perjudicando a muchos más”.
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